Pablo Pinzón es un ser humano que ha considerado poner en práctica el viejo y reconocido adagio que dice “nadie es profeta en su tierra”, hace cinco años vino a Catamayo a radicarse y lo hizo con el firme propósito de constituir su propia microempresa, aunque no logró cumplir plenamente su objetivo, ideó una posibilidad que seguro le ayudaría a solventar las necesidades de su hogar. Vender fundas con caña y jugo de este mismo cultivo lo han convertido en un personaje muy conocido tanto por ciudadanos de Catamayo como también de turistas, a Pablo le agrada Catamayo, cuenta que desde que llegó a radicarse en este cantón vio un futuro próspero, fue optimista, supo que le iría bien y hoy en día cuenta que él y su familia viven de este trabajo.
Son más de cinco años que Pablo Pinzón se ubica aquí, en este espacio a la orilla de la carretera este personaje ha constituido su área de trabajo, asume que realizar todos los días esta misma actividad se ha convertido en una rutina, se acostumbró a saludar a todo mundo y que sea todo mundo quienes en su paso por este lugar, se detengan y compren sus productos. Pablo se muestra optimista con su negocio, dice además que hay muchos personajes y ciudadanos que siempre le auguran muchos éxitos y prosperidad en su iniciativa.
Con seguridad, Pablo Pinzón dice que este puesto de venta de caña le ha ayudado mucho para llevar el sustento para su familia, cuenta además que en los últimos años su negocio le ha permitido conseguir más amigos y conocidos, nuestro personaje es muy creyente y optimista, reitera que prefiere continuar laborando en este su negocio mientras tenga la oportunidad, pues prefiere trabajar vendiendo jugo de caña, a estar desempleado sufriendo múltiples necesidades por no tener trabajo.
Mientras trabajaba, Pablo nos contó que desde su infancia se dedicó a la agricultura, al buscar un trabajo tan pronto salió de su natal Calvas intentó que sus conocimientos vinculados a los cultivos no estén alejados de lo que llegando a Catamayo realizaría, y pensó en esto, emprendió en un negocio donde no depende de un jefe, pero que a la ves lo mantenga muy cerca de sus costumbres en la agricultura.
Redacción: Gerardo Vivanco.
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