Un altar con representaciones de la Virgen María, el Corazón de Jesús y el Divino Niño, se iluminaba con velas al mediodía de ayer en la sala de la casa de Fátima González, en el barrio Las Peñas, del cantón Playas.
Eran las imágenes a las que la mujer encomendaba a su esposo, Carlos Rojas, para que el mar lo devuelva con vida, nueve días después de su desaparición.
Rojas, de 49 años, junto con John Lindao Merejildo, de 30; y Patricio López, partieron a las 06:00 del pasado 12 de marzo desde las costas de Playas para realizar labores de pesca abordo de la fibra Niña Mayerli.
Una hora antes había partido desde Puerto Engabao, en el norte de Playas, a unos 110 km de Guayaquil, una lancha de la Armada con el suboficial José Molina y los civiles Pedro Lindao de la A y Carlos López Moreira, pero misteriosamente esta nave tampoco volvió.
“Él (Carlos Rojas) se iba de mañanita a pescar y, como siempre, volvía a eso de las tres o cuatro de la tarde, pero ese día no volvió”, recordaba Fátima, mientras su rostro reflejaba angustia y dolor.
La escena se repetía en otra humilde vivienda de aquel mismo barrio de angostas y polvorientas calles. José Lindao García, padre de John Lindao, exigía mayor agilidad en la búsqueda que realiza la Armada.
Comentaba que le parecía extraño que la institución todavía no haya encontrado flotando cuerpos o partes y objetos de la embarcación. Expresaba sus dudas sobre la búsqueda porque desde la Federación Nacional de Cooperativas de Pescadores del Ecuador, la semana pasada, recibió información de que la Mayerli y sus tres tripulantes habían sido avistados en aguas de Puerto Zorritos, en Perú, información que no fue confirmada por la Marina.
En el retén naval de Playas se comentó que la Marina ha buscado en ese y otro sitios donde supuestamente ha sido vista la embarcación, pero hasta ayer no habían pistas de esta ni de la de la Armada y tampoco de sus tripulantes.
La Dirección Nacional de los Espacios Acuáticos y la Capitanía del Puerto de Guayaquil, informaron el martes que desde el 12 de marzo se mantiene activado el Plan de Búsqueda y Rescate de ambas embarcaciones y que el rastreo se ha hecho en el área de operación comprendida desde la puntilla de Santa Elena hasta el límite político internacional con Perú.
Agregó que en el operativo se han empleado las lanchas guardacostas Río Mataje, Río Curaray, Río Bucay, Santa Rosa y las de los retenes navales de Posorja y Playas, además de un helicóptero y dos aviones de exploración aeromarítima.
Mientras, en Puerto Engabao la angustia embargaba el hogar de Agustina Gonzabay por la desaparición de su esposo, Pedro Lindao de la A, de 36 años. “Salió a las 05:00. Vino a verlo uno de los marinos (del retén naval de Engabao). Me dijo que iban a patrullar”, recordaba la mujer mientras cargaba en brazos a la más pequeña de los tres hijos que procrearon.
Fuente : Diario el Universo