Jóvenes reniegan de la agricultura
Dedicarse a la agricultura no está de moda entre la gente joven. Plantar verduras y ver cómo crecen parece que no es ‘cool’, según revela el Instituto Nacional de Estadística y Censo. Más del 70% de las personas que en Ecuador se dedican a la agricultura tiene más de 45 años, mientras que tan sólo el 4,9% tiene menos de 30.
“El campo tradicionalmente ha sido duro, hay que dedicarle muchas horas y mucho esfuerzo. Eso lo hace menos atractivo”, explica Ángel Cusme, representante legal de la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Ecuador. Sin embargo, él cree que en los últimos años la situación está cambiando para mejor. Se produce una tecnificación por un lado y también el trabajo en equipo. Antes era muy individual y los resultados no se veían. “Ahora trabajamos en equipo, nos ayudamos y todo resulta más fácil. También creo que la sociedad valora más éste trabajo y es consciente que gracias a nosotros pueden alimentarse”, enfatizó.
Prevalencia de hombres
Los datos del INEC también arrojan otros datos que ayudan a construir la imagen del campo ecuatoriano. Además de ser un oficio en el que prevalecen las personas de más de 45 años, también son mayoritariamente hombres. Concretamente el 81% son hombres mientras que el 19% son mujeres.
Según explica el ingeniero Víctor López, presidente de la Cámara de Agricultura de Ecuador, existe un grave problema de Rentabilidad: “Esa clara tendencia de abandono del campo responde a una cuestión económica. Existe una gran pobreza radicada en el campo. En los últimos años se está produciendo un gran aumento de los costes de producción y ya no es rentable. Muchas veces no da para pagar los insumos y los productos necesarios para trabajar el campo”.
Medidas
Para contrarrestar este ‘éxodo’ de la juventud, López considera que se debe mejorar la calidad del trabajador que no es precisamente fácil, ya que se deben trabajar los 365 días del año. Entre las medidas que propone se encuentra la tecnificación del campo para obtener una mayor rentabilidad, capacitar a los agricultores, invertir en insumos y en educación para mejorar la calidad de los trabajadores.
“Ecuador es un país con una gran riqueza de alimentos pese a su pequeña dimensión. Debemos cuidar nuestro campo y nuestros trabajadores para que el día en el que se acabe el petróleo tengamos otros recursos donde producir riqueza”, añadió López.
“El campo no me atrae nada. Me gusta vivir en Quito, es un oficio muy duro, todo el día solo en el campo, no me veo trabajando en el campo”, explica José Javier Villacís, estudiante de Ingeniería. Lo mismo ocurre con su amiga Andrea Solís, quien estudia para ingresar al magisterio. La idea de trabajar de sol a sol en el campo no le apetece: “Es muy duro, no sé, me gustaría hacer algo más creativo, no me gusta el campo, me gusta la ciudad”
Fuente: La Hora
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