Indígenas temen perder su sustento

Pronosticar el impacto ambiental por la explotación de las reservas petroleras del campo Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT) sería especular, afirma el biólogo David Romo, quien precisa que aún no existe un estudio al respecto. Y los técnicos del Parque Nacional Yasuní explican que los controles se han mejorado muchísimo en los últimos tiempos. (Ver infografía ampliada)

La información difundida por grupos ecologistas  ha generado preocupación entre algunas comunidades del Parque Nacional Yasuní, pues el principal temor es que se repitan la malas prácticas extractivistas como  hizo Texaco.

Olmer Machoa considera que vivir en el Parque Nacional Yasuní es un privilegio de pocos y sí le preocupa la explotación del ITT. Es miembro de la comunidad kichwa Llanchama, cuyo territorio está dentro del bloque 31 y un 20% en el 43. A sus 24 años, ama los regalos de la selva, donde la canasta básica se llena con la carne de la cacería o de la pesca y la yuca o el plátano.

Teme que la extracción del crudo dañe el bosque, contamine los ríos y termine con los recursos que le provee la naturaleza. Dice que la mejor herencia para su hija de nueve meses es un hábitat colmado de plantas y animales. “A nosotros una petrolera nos quería pagar 20 dólares por cada una de las 11.000 hectáreas que afectaría para el estudio sísmico 3D, con eso detectaría dónde hay petróleo. Los explosivos usados matarán a unos animales, mientras a otros como el armadillo, al sahíno, a la guanta el temblor les cerrará las madrigueras, ya que tienen sus refugios bajo el suelo. Matarán a muchos insectos, se cerrarán los riachuelos. ¿Con 20 dólares se puede comprar toda la diversidad que existe en una hectárea?”, razona.

En sus reflexiones también incluye a las plantas: “En un lugar contaminado dejarían de crecer especies con fines curativos como los árboles de donde se saca la sangre de drago; el sandi, que es purgante y vitamina; o el chugchuguazo para los reumatismos”.

Considera que  la fortuna que dejaría el “oro negro” no se compara a la enorme cantidad de flora y fauna del Yasuní, que bien aprovechada servirá para  emprendimientos de turismo comunitario. Otro que no acepta la idea de la explotación petrolera es “Benito” (48 años), integrante de la comunidad shuar Juwa, ubicada en la vía Auca. Si bien está lejos del Parque Nacional Yasuní, las 14 familias que la conforman reniegan de la propuesta extractiva

Benito suele navegar hacia el interior del bosque y le preocupa el destino de las especies silvestres. En calidad de timonel conoce los ríos Yasuní y Tiputini, y las lagunas de Jatuncocha y Tambococha. Ha escuchado decir que para acceder al eje ITT la empresa petrolera no abrirá carreteras, es decir que todos los materiales destinados a la construcción de campamentos y plataformas llegarán vía aérea y  fluvial. Esta circunstancia le hace suponer que por los ríos Tiputini y Yasuní entrarán gabarras y botes con motores potentes, aquellos que producen ondas enormes en el agua. Tales olas y ruido, precisa, dañarían a las especies acuáticas. La anaconda, el manatí, el lobo marino, o los peces como el  paiche y el camitane podrían ser perjudicados.

Fuente : Diario el Telegrafo

Fecha : 10 de Septiembre de 2013

http://www.telegrafo.com.ec/economia/item/indigenas-temen-perder-su-sustento.html

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